El hamster y el vecino

Autor: Germán Cascales

Había una vez una chica a la que le encantaban los animales, sobre todo los hamsters. Ella tenía varios en su casa. Como por la mañana tenía que trabajar, había contratado a dos de sus vecinos para que los cuiden. La chica puso una condición.

- Tenéis que cuidarlos muy bien, si alguno me dice que un hamster ha muerto, será despedido y tendrá que pagar el entierro

Todo iba marchando muy bien. Pero un día uno de los hamster se escapó de la jaula y salió a la escalera, y en este que estaba el conserje barriendo la portería y lo vió, pero pensó que era una rata y se lo cargó. En ese momento llegó el vecino que tenía que cuidarlo y se puso a llorar porque no tenía otro trabajo ni dinero para poder pagar el entierro del hamster.

El vecino que cuidaba del otro hamster le dijo que no se preocupara que él se lo diría.

- Pero no es justo, te va a despedir y ha sido por mi culpa - dijo el vecino que cuidaba al hamster muerto.

- No te preocupes, tengo un plan

Cuando vino la dueña le dijo el vecino que cuidaba uno de los hamster:

- ¿Sabes que Pixi (que así se llamaba el hasmter muerto) no se ha movido en todo el día?

- Estará durmiendo.

- Es que está con los ojos abiertos.

- Estará descansando.

- Pero tampoco come.

- No tendrá hambre.

- Y tampoco respira.

- No me digas que ha muerto.

- Eso no le he dicho yo , lo has dicho tú.